Uno de los puntos favoritos en una actividad, son los momentos de alabanza. En una convención, los templos retumban al canto unánime de los delegados. En el instante de elegir, los hermanos solicitan tantas alabanzas que en ocasiones rebasan las que indica el orden del devocional. Muchas veces los niños son los más rápidos en pedir la que más les gusta del Himnario Esforzador. Si fuera por nosotros, cantaríamos todo el día. Pero no siempre fue así.

A lo largo de la historia, la iniciativa de diferentes hermanos ha resultado en cosechas que surgen años después. Tal es el caso del AG Abel Rodea, quien nos comparte lo que vivió al nacer en él, la idea de tener el primer Himnario de Alabanzas para toda la Unión. Que esta historia nos sirva de inspiración para que nazcan de nosotros nuevos proyectos.

"Creando Historia" presenta:

El nacimiento del primer Himnario Esforzador

Por: Abel Rodea Álvarez


Desde niño he sido Esforzador y algunas veces asistía a las actividades de la Unión, acompañado de mi papá o de algún tío. Fui creciendo y me involucré cada vez más, siendo testigo de una incómoda y curiosa situación, que ocurría en los momentos de alabanzas que se realizaban dentro de las actividades.

En aquel tiempo, cuando no existía un himnario esforzador, los hermanos que se animaban a pedir una alabanza, cantaban solos porque nadie más se la sabía. En ocasiones, eran himnos conocidos únicamente por cierta Sociedad, que en grupo cantaba. Todos los demás hermanos escuchábamos, sabiendo que probablemente, no volveríamos a oír ese canto. A veces sucedía que nadie quería elegir alguna alabanza, porque sabían que tendrían que cantarla solos, situación que daba pena.

Debido a esto, de manera recurrente recibíamos la orientación de los Pastores que asistían a las actividades. En aquel tiempo, los Presbíteros: José Luis Génis Guzmán, Bernabé V. Bautista, Juan Santos Reyes, Obed Padilla Núñez, entre otros, nos decían: "Muchachos, es hora de que hagan algo para que todos aprendan los estribillos y puedan cantar juntos. Deben pensar en remediar eso, aquí estamos para ayudarles", palabras más, palabras menos, dependiendo del pastor y su particular forma de ser al tratar con los Esforzadores.

Los años pasaban y nadie hacía algo para resolver la situación. Fue en el periodo de 1978-1979, que por la gracia de Dios quedé como Presidente de la USECPNCM, y pedí ayuda al Consejero de la Unión, que también era Pastor de mi Iglesia, el Pbro. José Luis Génis Guzmán. Le tenía mucha confianza, pues bajo su asesoría ya había publicado 2 himnarios de alabanzas para mi Sociedad, "Fieles en Cristo Jesús", de la INPC "Bethel", de San Andrés Totoltepec.

Luego de importunar al Pastor Génis en medio de sus numerosas responsabilidades, me dijo: "Si estás convencido de que esa inquietud que sientes para elaborar un himnario, es de parte de Dios, hazlo tú. No quieras dar la idea y que otro la haga. Recuerda lo que te he dicho: que la letra no diga algo contrario a la Biblia, que tengan partituras y que la música esté de acuerdo con nuestra liturgia".

Así que, el primer intento de crear un himnario de alabanza esforzadora se dio en 1982, publicando partituras de algunos estribillos del himnario de la Sociedad "Fieles en Cristo Jesús'' y colocando avisos alusivos en el boletín "Trabajad".

El proceso iba lento, así que se convocó a todas las Sociedades de la Unión para aportar los estribillos que tuvieran. De entre todas las Sociedades, solo recibimos respuesta de unas cuantas: SIEC "Mensajeros de Cristo", SJEC "Maranatha", ambas de la INPC "El Divino Redentor", de la Col. Nativitas; SIEC "Amados de Jehová" y "Fieles en Cristo Jesús", ambas de la INPC "Bethel", de San Andrés Totoltepec.

Al comentar con otro Pastor sobre las alabanzas recibidas, me aconsejó dejar todo como estaba, porque había varios "coritos carismáticos". En su opinión, el R. Presbiterio exhortaría a la Unión y tal vez disciplinaría al "carismático" que estaba haciendo tal labor. Pues los himnarios de alabanza de la Iglesia de Nativitas, eran muy extensos y contenían varios estribillos que causaban polémica. Al reflexionar y analizar sobre esta situación, decidí continuar, bajo este razonamiento: "El Pastor de Nativitas era nada más y nada menos que el DT Pbro. Gregorio Rivera de la Vega y si él permitía esa alabanza en su Iglesia, estábamos en un dilema que alguien más tenía que resolver, no nosotros". Entonces comenzamos a trabajar.

Por cuestiones económicas y previendo que se tendría que modificar al revisarlo el Presbiterio, se imprimió con tecnología de un mimeógrafo, una máquina usada para hacer copias presionando tinta a través de los orificios de una plantilla llamada sténcil, por lo que parte del trabajo se realizaba de forma manual.

El proceso requería el picado de sténciles, el cual se hacía con la ayuda de una máquina de escribir, labor que realizó su servidor. Después, la impresión estuvo a cargo del hermano Isaías García Romero, quien era de la Comisión de Organizaciones, usando el mimeógrafo de la INPC "Bethel" de San Andrés Totoltepec. El Consistorio de la Iglesia solo dio una condición, que la tinta utilizada fuera a costa de la Comisión de Prensa y Propaganda de la Unión.

La pasta del himnario fue hecha con la cartulina que se utilizaba en los folders. El compaginado de todas las hojas se realizó con la ayuda de mi esposa, la hermana Rosaura Miranda de Rodea. Todo el trabajo lo hacíamos por las noches en la sala de la casa, sobre tablas y sillas, después de dormir a nuestros "quietos" hijitos: Jonathán, Abel y Nahum, para evitar que nos desordenaran las hojas, cosa que ya había pasado. Al final del proceso, cada himnario se unía con un broche Baco de archivo.

Por último, se inició la distribución del himnario como consta en diferentes avisos publicados en el boletín "Trabajad", por ejemplo, en el boletín "Trabajad" Núm. 7, del año IV, de Septiembre-Octubre de 1983, pag. 11, a la letra dice: "Los Himnarios de Estribillos de nuestra Unión, tienen un costo de $ 50.00 cada uno, pida los de su Sociedad". Así nació el primer "Himnario de Alabanza Esforzadora" y los estribillos de las Sociedades comenzaron a compartirse en toda la Unión.

Después de la reunión del Presbiterio, el Pastor Génis me dijo que se había nombrado una comisión para revisar el himnario y que seguramente habría cambios en el mismo. A partir de ese momento, empecé a recabar partituras de las alabanzas para formar el "Himnario de Música", apoyado por el hermano Joel Romero Rodríguez, con el propósito de editar el nuevo himnario una vez corregido y aprobado por el Presbiterio, pero este propósito quedó trunco.

Pasaron los años y también diferentes comisiones revisoras del himnario y la Unión siguió su rumbo. Nada se concretaba, pero los Esforzadores tomaban más confianza para cantar en los momentos de alabanza. Todo lo anterior sirvió para promover los diferentes estribillos entre las Sociedades. Los hermanos ya no cantaban solos, ahora cantábamos todos juntos en cada momento de alabanza. Tuvieron que pasar muchos años para que, gracias al trabajo de otros hermanos, se publicara el Himnario de Alabanza Esforzadora que hoy conocemos. Muchos de lo que hoy cantamos, nació de aquel momento de iniciativa que aquí les comparto, alabanzas que fueron adoptadas por las Sociedades en sus himnarios propios y que fueron retomadas en el himnario actual.

La motivación principal fue de unificar y ordenar la alabanza a nuestro Dios, dándole solo a Él la gloria y para edificación de toda la Unión. Los Esforzadores nos debemos de caracterizar por tener iniciativa a pesar de las dificultades. Nuestro deber es seguir la instrucción divina que dice: "Todo lo que te viniere a la mano para hacer, hazlo según tus fuerzas..." (Eccl. 9.10). Amén.

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