Uno de Nosotros

04.12.2021

¿Alguna vez has temblado de frío? ¿El calor te ha hecho sudar la gota gorda? Todos nos bañamos, algunos más que otros. Pasamos por muchas necesidades, por ejemplo, lavar la ropa, trasladarnos de un lugar a otro, bañarnos, alimentarnos, entre otras. En algunos momentos también nos hemos sentido solos, traicionados, decepcionados o nos han lastimado. Solo Dios no pasa estas cosas... Espera: ¡sí las pasó! ¿Qué? ¿Cómo? ¡Dios no puede pasar por cosas así! ¿O sí...?

En la Navidad celebramos cuando Dios se hizo hombre, su nombre es Jesús y creció como cualquier niño en un rincón del mundo llamado Galilea. María, su joven madre, le enseñaba las cosas que todos nosotros alguna vez tuvimos que aprender: "Jesús, esta es la sandalia izquierda y va en este pie"; "Avísame si necesitas ir al baño". 

El Santo niño no nació hablando, tuvo que aprender las palabras, así como nosotros: "Este fruto se llama higo, repite: hiiii...gooo y ese es un pollo, pooo...llooo". O te imaginas a José estirando sus brazos y diciéndole: "Un paso más hijo, camina con confianza". El niño Jesús no nació sabiendo caminar, tuvo que aprender, como cualquiera de nosotros, seguro se dio sus sentones... como todos nosotros. 

¿Qué necesidad tenía Dios de vivir todo eso, de ser como uno de nosotros? Ninguna, pero vino a este mundo para encontrarse contigo, porque te ama. Jesús, siendo el Eterno Creador del Universo, dejó su trono de gloria, para sufrir en carne propia nuestros dolores y padecimientos, desde el primer día de su nacimiento. Es totalmente Dios y totalmente hombre. Por lo que, como humano, tuvo necesidades y emociones comunes, como cualquiera de nosotros.

¿Alguna vez te has sentido tentado a pecar? A todos nos pasa, ¿cierto? Solo que no todos lo reconocemos, pues en nuestros términos, nos consideramos buenas personas. Pues bien, ¿creerías que Jesús, siendo Dios, sufrió las mismas tentaciones que nosotros? ¿Las mismas...? Sí, las mismas. La Biblia dice que fue "... tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado" (Hebreos 4.15). Nunca pecó, pero Él sabe lo que sentimos en momentos de debilidad y es poderoso para ayudarnos a vencer la tentación. Y a pesar de que nunca hizo nada malo, Jesús sufrió y murió como si hubiese sido el más grande de los pecadores, pues todo pecado merece la ira y la maldición de Dios.

Es por ello que, en esta época de Navidad, celebramos el nacimiento de Jesús, porque es nuestro Salvador. Pues siendo Dios, vino a habitar en medio de los mortales, como uno de nosotros y así sufrir el tremendo castigo que merecíamos por todos nuestros pecados, muriendo en la cruz del Calvario.

Gracias a Él, no hay pecado que Dios Padre no pueda perdonar, si se lo confiesas y dejas de practicarlo, pues la Biblia asegura: "Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para que nos perdone nuestros pecados, y nos limpie de toda maldad" (1 Juan 1.9). Y también declara que: "El que encubre sus pecados, no prosperará: mas el que los confiesa y se aparta, alcanzará misericordia" (Proverbios 28.13).

Hoy te invitamos a que abraces este amor divino. Pues Dios se hizo uno de nosotros para encontrarse contigo. Conoce a Jesús, recíbelo como tu Salvador y vive para Él.

Si quieres saber más, platicar al respecto o deseas que oremos por ti, mándanos un mensaje llenando el formulario de abajo. También nos puedes contactar a través de Facebook, con gusto te atenderemos. 

Derechos Reservados USSEC INPCM 2023
Creado con Webnode
¡Crea tu página web gratis! Esta página web fue creada con Webnode. Crea tu propia web gratis hoy mismo! Comenzar